Dialéctica de Estados y Leyenda Negra

¿No tienes tiempo? Escúchalo mientras haces otras cosas.

El cielo no puede tolerar dos soles, ni la tierra dos amos

Alejandro Magno

Parte 1-Dialéctica de Estados

Sin duda, uno de los motores de la Historia es la “Dialéctica de Estados”, donde unos pugnan contra otros para imponer su voluntad.

En esta pugna los Estados intentan imponerse a sus rivales principalmente por tres medios —que muchas veces se combinan por razones de eficacia—: (i) el militar, (ii) el económico y (iii) el ideológico/cultural.

El primero, el militar, es aquel en el que la fuerza de los ejércitos del Estado A con la amenaza de la ocupación, o incluso la destrucción, del Estado B, hace que este se subordine a la voluntad del primero. Hay algunos ejemplos palmarios como la política de los Estados Unidos (EE. UU.) con varias repúblicas hispanoamericanas a principios del siglo XX o la de la Unión Soviética respecto a sus satélites del Pacto de Varsovia tras 1945.

El segundo, el económico, es el que, mediante el control de materias primas o tecnología, el monopolio de la moneda o el dominio de rutas comerciales permite al Estado A imponer su voluntad al Estado B. Algunos ejemplos son la actual pugna entre los EE. UU. y China por ser la primera potencia mundial o el uso del petróleo como ‘arma’ por los países árabes en la crisis de 1973.

El tercero es el ideológico/cultural por el que las mentes y corazones de los ciudadanos del Estado B, y particularmente los de sus clases dirigentes, se someten a la voluntad del Estado A incluso sin ser conscientes de ello. Este fenómeno resulta de un efecto de persuasión de una supuesta cultura o religión superior, y del atractivo de sus instituciones, gracias al éxito de combinar una gran variedad de instrumentos como medios de comunicación, medios de entretenimiento, prácticas religiosas, prestigio político, diplomacia, sistema educativo, etc. El mejor ejemplo de este caso es el de la hegemonía indiscutible de los EE. UU. en los últimos 30 años gracias a una combinación inteligente de cine, valores éticos, televisión, moda, música y educación.

De estas tres maneras de prevalecer sobre otros estados, la más eficaz es, sin duda, la ideológica/cultural porque es la más sutil. Así el Estado B adecúa sus planes y programas de gobierno a los intereses del Estado A de manera voluntaria, y, muchas veces, entusiasta.

Para poder imponer esta subordinación ideológica/cultural, es necesario que el Estado A influya e incluso controle las áreas de la sociedad del Estado B en las que se crea conciencia; es decir, los ámbitos donde cotidianamente se determina lo que está bien o está mal en este grupo humano, estableciendo así la moral, las leyes, los usos y costumbres. Estos ámbitos suelen operar interrelacionados y en paralelo, magnificando así el efecto de dominio de un estado sobre otro. Y entre los más importantes se pueden destacar los cuatro siguientes:

Educación

En este ámbito, el Estado A logra condicionar la voluntad del Estado B educando a sus clases dirigentes o bien influyendo en sus planes educativos. En este proceso, el Estado A utiliza el sistema educativo del Estado B como una herramienta de subordinación mediante una panoplia de instrumentos con el objetivo claro de aculturar sus clases dirigentes primero y del resto de la población después. Entre los instrumentos más importantes están la red de centros educativos de excelencia en el Estado B pero controlados directa o indirectamente por el Estado A (Liceo Francés, Colegio Alemán, etc.), becas de formación para cursar estudios universitarios o de postgrado (Harvard, Georgetown, Oxford, La Sorbonne, etc.), y la promoción de la lengua (francés, inglés, alemán, etc.) entre estudiantes de éxito y altos funcionarios con el fin de establecer vínculos estrechos con el Estado A. El ejemplo más claro son las universidades de prestigio en los EE. UU. (‘Ivy League’) que gracias a su fama internacional e influencia han conseguido “americanizar” a las clases dirigentes de muchos países, contribuyendo a que los EE. UU. sigan siendo la superpotencia mundial.

Además, el Estado A tendrá como prioridad asegurarse que solo él escriba su Historia impartida en las aulas y posteriormente difundida a través de sus medios de comunicación y entretenimiento. Por ejemplo, Londres no dejaría nunca que un “Britanista” venido de Francia, España o Rusia fuera una de las autoridades académicas que escribiese la Historia del Reino Unido. De hecho, toda clase dirigente consciente de la “Dialéctica de Estados” comprende plenamente la importancia de la frase de George Orwell: “Quien controla el presente controla el pasado, quien controla el pasado controla el futuro”, y por tanto actúa en una doble dirección: (i) hacia el exterior imponiendo su visión de la Historia a otros estados por diferentes medios (educación, entretenimiento, etc.) y (i) en el interior asegurándose el monopolio de su relato histórico. Sin duda, todo Estado que se precie entiende que este trinomio pasado/presente/futuro convierte la enseñanza de Historia en un arma formidable en la lucha por la hegemonía entre Estados. La explicación del ayer permite comprender el hoy y por tanto construir el mañana.

Medios de Comunicación

En este segundo ámbito, a través de sus canales de TV, emisoras de radio y publicaciones, el Estado A irradia su concepción del mundo, que es el resultado de múltiples factores (historia, lengua, religión, intereses, ideología, etc.). Estos medios de comunicación pueden ser de titularidad pública (por ejemplo, BBC, France 24, o Russia Today) o privados (por ejemplo, CNN, The Economist, o Financial Times) siempre con estrechos contactos con el poder político (puertas giratorias, publicidad institucional, intereses comunes, ideología compartida, etc.).

Unas veces en la lengua oficial del Estado A y otras veces en la del Estado B, estos medios de comunicación presentan y explican la realidad con un doble objetivo: (i) persuadir a la razón y al corazón de la audiencia, y (ii) defender los intereses del Estado A.

En este proceso, la gran fuerza de los medios de comunicación radica en que presentan una concepción del mundo que es valorada y tenida en cuenta por las clases dirigentes del Estado B a la hora de adoptar planes y programas tanto del sector público como del sector privado. Estos planes y programas influenciados en distinto grado por el Estado A organizarán la sociedad del Estado B por tanto condicionando a diario la vida de millones de personas (programa escolar, reforma laboral, impuestos, etc.) a través del tiempo (varias generaciones) y del espacio (todo el territorio nacional).

El predicamento que disfrutan estos medios de comunicación ante las clases dirigentes del Estado B es multifactorial. En unos casos es un saber hacer técnico, en otros una influencia efectiva en los centros de decisión del Estado A (Londres, Washington, Bruselas, etc.) o el efecto combinado en varios ámbitos como son la educación, y las instituciones políticas. En otras palabras, el Estado A mediante sus centros de excelencia educarán a muchos de los líderes del Estado B y convirtiéndolos así en admiradores de su sistema de gobierno, medios de comunicación, partidos políticos, etc.

Un claro ejemplo es la gran influencia que tienen los editoriales de determinadas publicaciones de carácter político/económico escritas en inglés y cómo altos funcionarios del Estado y ejecutivos de grandes multinacionales, en muchos casos formados en universidades anglosajonas, toman decisiones de calado después de haber valorado las opiniones emitidas por ciertos medios de comunicación (televisiones y periódicos), con sede en el Reino Unido y los EE. UU.

Arte, cultura y medios de entretenimiento

En este tercer ámbito, el Estado A impone su visión de la realidad gracias a un sinfín de contenidos artísticos y culturales de producción propia para ganar la razón y el corazón del gran público del Estado B. Desde el cine, televisión, música, pasando por la gastronomía y hasta todo tipo de expresiones artísticas se presenta el modelo de vida del Estado A como referente y digno a imitar. Así, niños, adolescentes y adultos integran en las cosas más banales de su quehacer cotidiano un cierto orden ético y estético que paulatinamente creará modas, usos y costumbres, y por tanto cambiar desde dentro la sociedad del Estado B.

Estos cambios tendrán múltiples efectos a favor del Estado A en diferentes áreas del Estado B, por ejemplo, en lo cultural se fomentará el aprendizaje de su lengua, en lo económico se generará una gran demanda de sus bienes y servicios y en lo político se intentará reproducir planes y programas de sus instituciones de gobierno.

Un papel fundamental en este proceso de subordinación lo juegan los niños y adolescentes que irán integrando a lo largo de su vida elementos definitorios del Estado A (lenguaje, canciones, efemérides, gastronomía, etc.). Gracias a la música, dibujos animados, juegos de video, etc. esos elementos se incorporarán en su vida como algo propio y los transmitirán a sus descendientes al considerarlos como algo positivo, consiguiendo de manera involuntaria acentuar la impronta de un estado sobre otro. Y si este proceso continúa en el tiempo, la consecuencia principal será que la sociedad del Estado B imitará sin discernimiento y aspirará en todo a ser como la del Estado A, es decir, logrando así la subordinación perfecta.

Un ejemplo claro es la acción de los EE. UU. a través de Hollywood que con sus películas ha influido en cientos de millones de personas con un imaginario particular. Así, los códigos sociales, la indumentaria y formas de pensar del mafioso italiano, del pandillero californiano o del sheriff del Oeste han sido asimilados en el día a día por millones de hombres, mujeres y niños en todo el mundo, creando un efecto atracción por el modo de vida estadounidense (“American Way of Life”) frente al propio considerado como caduco y trasnochado.

Instituciones Políticas

En este cuarto ámbito, el Estado A presenta su organización política como modelo a imitar por otros estados. Esto es un resultado de una confianza absoluta en adecuación total de sus instituciones con los anhelos del ser humano (felicidad, libertad, igualdad, prosperidad, protección, etc.), y el garantizar grandes avances materiales (descubrimientos técnicos, sistema de salud, sistema educativo, etc.).

 El éxito en este ámbito depende mucho de la proyección de los logros de las instituciones políticas del Estado A al mundo mediante la propaganda, la política exterior, contenidos culturales o logros técnicos y deportivos. También es importante destacar la labor de apadrinamiento de un partido político del Estado A sobre su homólogo del Estado B, una manera muy eficaz de influir en las instituciones políticas de dicho estado. Gracias a la ayuda económica, logística y política recibida, los apadrinados no tardarán en llegar al poder, y estos vínculos creados en el pasado, ayudarán al proceso de subordinación a favor del Estado A.

Un claro ejemplo en este ámbito se dio en la llamada “Guerra Fría” entre los EE. UU. y la Unión Soviética en la segunda mitad del siglo XX. Ahí se enfrentaron dos modelos políticos por la hegemonía mundial: la democracia liberal capitalista y la república popular comunista.

En este enfrentamiento, que duró más de 40 años, todos los medios fueron utilizados para la guerra ideológica/cultural ensalzando las ventajas de cada modelo y los enormes defectos del adversario. Desde el cine y deporte a la carrera espacial, pasando por ayudas económicas y presiones diplomáticas/militares de todo tipo, los EE. UU. y la Unión Soviética no escatimaron esfuerzos en conseguir el acercamiento de muchos Estados que imitasen o incluso replicasen su modelo político e instituciones. Mientras los EE. UU. lo conseguía en Europa occidental tras la II Guerra Mundial, la Unión Soviética prevalecía en muchos países de África después del proceso de descolonización.

Parte 2 – Leyenda Negra

Esbozados los ámbitos de la guerra ideológica-cultural, se puede presentar ahora la Leyenda Negra. Sin duda, uno de los mejores ejemplos que da la Historia de una herramienta de subordinación usado en la dialéctica de Estados.

A partir de los cuatro ámbitos (educación, medios de comunicación, etc.), se ha impuesto e interiorizado el discurso negro-legendario en la Hispanidad. Esto es el resultado de la acción combinada y consciente de un grupo de países (Francia, EE. UU. y Reino Unido principalmente), y la pasividad/aquiescencia durante 200 años de las clases dirigentes en España y las Repúblicas Hispanoamericanas.

La Leyenda Negra como arma ideológica/cultural, difundida principalmente a través de la academia, teatro, literatura y cine, ha tenido gran eficacia en su ataque al hombre hispano, y por ende a la Hispanidad desde tres dimensiones:

  1. Física, utilizando el mestizaje de razas como la razón de la postergación política, económica y social de la Hispanidad. Afortunadamente, este planteamiento racista donde el color de la piel y otros rasgos físicos determinan ciertas características morales e intelectuales, ha sido rechazado desde la caída del III Reich en 1945.
  2. Intelectual, resaltando que la cultura hispana con sus características distintivas de impronta católica (comunidad, verdad objetiva, bien común y racionalidad) es poco propicia para el buen gobierno, la prosperidad económica, artes y trabajo científico. La pregunta y respuesta de Masson De Morvilliers en la Enciclopedia Metódica en 1782 “¿Que se debe a España?, Nada se le debe», ejemplariza esta perspectiva negro-legendaria.
  3. Religiosa, atribuyendo al catolicismo como causa principal del atraso del mundo hispano (intolerancia, superstición, pobrismo, analfabetismo, etc.). Y es aquí donde la “Dialéctica de Estados” muestra toda su potencia al ver que los defensores de esta perspectiva a lo largo de la historia han sido países construidos sobre una religión o filosofía consustancialmente anticatólica: el anglicanismo en Gran Bretaña, el luteranismo en Alemania, el calvinismo en los EE. UU. y la Ilustración en Francia.

La combinación de estas tres dimensiones tiene un gran efecto pernicioso y que encuentra justificación de manera explícita o explícita en muchísimas obras artísticas, académicas e intelectuales provenientes del triángulo de la modernidad Paris/Londres/Berlín. Como consecuencia, el hombre hispano sumergido en tal ambiente (educación, televisión, cine o literatura) interioriza el relato negro-legendario, creando un doble efecto en la Hispanidad. Primero, lo español y por extensión lo Hispano se presentan como un compendio de lo peor de la naturaleza humana sin solución. Segundo, el hombre hispano aspira a ser algo que no es y no podrá ser nunca, es decir un buen francés, británico o estadounidense, estableciendo por tanto una relación de subordinación infinita.

Por lo tanto, acabar con la Leyenda Negra es una prioridad para liberar al hombre hispano y a la Hispanidad de las cadenas de la baja autoestima, complejo de inferioridad y auto odio, y permitir que la Hispanidad alcance su pleno potencial.

Después del diagnóstico, se propone ahora la terapia para luchar contra la Leyenda Negra, cuyo éxito ha sido tremendo: la subordinación de la Hispanidad (veintitantos estados y 500 millones de personas) a terceros estados durante dos siglos.

Esta terapia consiste en una serie de principios que el lector, con su mejor saber y entender, puede utilizar para combatir la Leyenda Negra. Algunos de esos principios son:

  1. Luchar a nivel micro, en el quehacer cotidiano y en función de las propias circunstancias (profesionales, familiares, sociales, etc.). Una combinación de pequeñas acciones por parte de mucha gente dará pie a que estos cuatro ámbitos de la sociedad (educación, medios de comunicación, etc.) dejen de ser plataformas de difusión de la Leyenda Negra. Algunas sugerencias incluyen regalar para el Día del Padre u otra efeméride libros contra negro-legendarios, patrocinar a ‘youtuberos’ comprometidos en esta guerra cultural, desarrollar un argumentario contra la Leyenda Negra, escribir cartas al periódico/televisiones/radios pidiendo más contenidos históricos, o entrar en organizaciones culturales, sindicatos educativos o partidos políticos para reflejar en su ideario la lucha contra la Leyenda Negra.
  2. Crear alianzas entre grupos muy diversos (religiosos, ideológicos, filosóficos, etc.) para maximizar el efecto de las acciones contra negro-legendarias. Basándose en un común denominador, todo el mundo sin distinción deberá ser bienvenido en esta tarea hercúlea.
  3. Trabajar en redes, creando pequeñas células conectadas y enfocadas en un objetivo concreto para cambiar las cosas poco a poco y de manera constante. Hacen falta las “3P” para ganar esta guerra: planificación, perseverancia y paciencia. Con el tiempo estas células conectadas buscarán coordinarse para formar y actuar mediante estructuras más grandes, complejas y efectivas como fundaciones, laboratorios de ideas, asociaciones culturales, etc.
  4. Desarrollar una cosmovisión hispana en español basada en nuestra propia tradición abordando así todos los aspectos de la realidad (filosofia, política, economía, estética, etc.). El Siglo de Oro, la Doctrina Social de la Iglesia Católica, la Escuela Filosófica de Salamanca, la Escuela Filosófica de Oviedo, el Padre Benito Feijoo, entre otros, permitirán elaborar sistemas de ideas propias. Y por tanto serán alternativas al empirismo inglés, racionalismo francés y el idealismo alemán que han configurado la cosmovisión de las elites Hispanas en los últimos 200 años.

Para acabar, un resumen del espíritu que hay que tener para derrotar la Leyenda Negra lo refleja muy bien una de las estrofas de la canción “Tiempos Nuevos, Tiempos Salvajes” de la banda española “Los Ilegales”:

Tiempos nuevos, tiempos salvajes
Toma tu parte, nadie regala nada
No hay nada sin lucha,
Ni aire que respirar
No eres un juguete,
Levántate y lucha ya

Los Ilegales

Texto: Colectivo Plus Ultra


Comments

Una respuesta a «Dialéctica de Estados y Leyenda Negra»

  1. Avatar de Gustavo Amorin
    Gustavo Amorin

    Magnígico ❤️❤️❤️
    Pero también hay que investigar porque las clases dirigentes hispanas, empezando por la española, fueron tan pasivas…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *