Los últimos días del imperio azteca, Gustavo Amorín (2023)

La aplastante mayoría de los estudios sobre la guerra Cortés/Aztecas nos hablan de Cortés como si él fuese el autor (y vencedor) de la contienda. Basta hacerse la pregunta básica: ¿cómo es posible que 2000 españoles (500 en el primer desembarco) hayan derrumbado un imperio azteca de 13 millones de almas en dos años? ¿Las enfermedades? Dos años no son bastantes para que las enfermedades acaben con los Indígenas.

La investigación se estructura según cuatro capítulos: los Aztecas, las operaciones militares, los sacrificios humanos y la antropofagia, y finalmente la leyenda negra. El epílogo recoge varios temas donde se ilustra una vez más la complejidad de la problemática.

Trazamos el recorrido de los Aztecas cuando sólo eran una tribu nómada, luego viene la creación de la Triple Alianza que les permite hacerse con el poder, la imposición de un sistema religioso sin futuro, una cultura basada en el sacrificio humano y la antropofagia, y finalmente un imperialismo que agota los recursos de todas las ciudades del imperio mediante una política de terror.

También examinamos el problema de los números. ¿Cuál era la población del imperio azteca y las fuerzas involucradas? El abanico es amplio, por supuesto, pero los españoles eran numéricamente insignificantes.  No fue Cortés quien dirigió una guerra contra los Aztecas, sino los Tlaxcaltecas y sus aliados (que aportaron más de 150.000 hombres). Cortés no era el dueño indiscutible de las operaciones, y en contra de una idea simplista nunca se trató de aniquilar a toda una población, sino todo lo contrario.

Los sacrificios humanos y la antropofagia son un tema que la mayoría de los historiadores prefieren ignorar. Este estudio demuestra que esos rasgos están al centro de la cultura azteca e intenta explicar la aplastante “discreción” por parte de los historiadores con respecto al tema.

Por fin examinamos la famosa «leyenda negra», muy en boga hoy en día, y que insiste en mostrar a los españoles como unos asesinos crueles y sádicos. Esta fantasiosa interpretación se originó en el siglo XVI entre los opositores británicos y holandeses al imperio de Carlos V. Desde entonces ha sido retomado por el movimiento “woke”. Esta idea de «limpieza étnica», tan comúnmente practicada por los anglosajones en sus guerras contra las tribus indias de Norteamérica, era completamente ajena a la mentalidad de los españoles.

El epílogo abre nuevos horizontes en esa problemática, apoyándose sobre grandes hispanistas como Hugh Thomas o especialistas de la leyenda negra como Martín F. Rios Saloma, demostrando las limitaciones de la ideología “woke” así como el poco reconocimiento que recibieron los Conquistadores después de la hazaña. Concluye el estudio con la constante ausencia en los relatos históricos del verdadero protagonista de la caída de los Aztecas: Tlaxcala.

Gustavo Amorín

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